Moverse, ampliar el horizontre de lo posible, comprender lo que sucede pero sin dejar que nos ahogue, es uno de los poderes del arte. No huir sino justamente ir más a fondo. En la desolación que ahorca a España estos días, un artista joven es invocado como antídoto. Un artista urbano que nos da una lección de lucidez y de afectos. Y por supuesto de creatividad. El andaluz Belin.
Por Alberto Ruy-Sánchez